miércoles, 23 de noviembre de 2011

Soneto XVII

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.


- Pablo Neruda

Sé valiente. En la vida, en el amor y en el sexo.

Fue en ese momento cuando aproveché para mirar la plaza Mayor, que hacía años que no pisaba. Era hermosa. Sin duda opino que es la plaza más bella que existe. Mi madre la adoraba.

- Es una plaza valiente- me dijo horas después de estrenar una obra y tener un nuevo éxito en su haber.

- ¿Valiente? -pregunté. ¿Hay plazas valientes?

- Las hay, ésta lo es porque invita a la valentía.

En aquel instante cogió mi mano, la colocó en su ombligo y me dio un beso en la nuca. Me sorprendió.

- Sé valiente -dijo-. En la vida, en el amor y en el sexo. La gente olvida que debe pedir caricias y besos. No pienses nunca que ése es el coto de tu pareja del momento. Ojalá entendieras que hay que despenalizar acciones que se relacionan con el sexo. Una caricia, un beso, solicitar el calor de una mano en el ombligo no deben ir acompañados con el sentimiento de que eso provocará o derivará en sexo. Un abrazo no debe ser de diez segundos, ni de treinta, puede durar ocho minutos si es necesario. Acariciar un cuerpo no debe suponer siempre sexo. Debes apreciar la caricia como parte de tu vida. Despenalizarla en tu vida. Al igual que ríes del chiste de alguien y aceptas que sus palabras generan en ti un sentimiento de felicidad, tampoco debes temer decirle a alguien que su piel, sus ojos, su boca te generan otro sentimiento. Hay que despenalizar acciones del sexo, llevarlas a la vida real, a la cotidianidad, y jamás enlazarlos con el sexo sino con el vivir. ¿Lo entiendes, Marcos?

Tras ese largo monólogo siguió con mi mano en su ombligo un buen rato. Sentí la valentía de la plaza en mí y la besé en el cuello con mis labios.

No sentí sexo, sentí vida.


- Albert Espinosa / "Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo"

jueves, 17 de noviembre de 2011

Vivido en propia piel

Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma
                                                                                                - Julio Cortázar