viernes, 24 de abril de 2009

Gitanos

Aquellos gitanos siempre
andaban bailando sobre los tejados planos de las casas
lo cual era incomprensible
porque aquellas casas no tenían escalera alguna,
ni tejados siquiera.

Los gitanos vivían en Urbarte
al otro lado del cementerio de bicicletas
acurrucados entre los esqueletos raquíticos
de aquellos edificios.

Aquellas obras llevaban muchos años paralizadas
eran casas a medio construir,
aquellas estructuras grises dejaban entrever las vísceras
del edificio que no tenía pulmones ni corazones
solamente camisas naranjas colgando
de los andamios de hormigón.

Todas las noches encendían fuego, y el olor a sudor
y a neumáticos calcinados
llegaba hasta el pueblo.

Una vez un amigo nos dijo
que el sudor de los gitanos era negro
porque eran descendientes
de los caníbales.

Nosotros, le creímos.

Contaban las malas lenguas
(contaban las buenas lenguas)
que eran cientos de ellos y que el nuevo alcalde
los había traído para ganar de nuevo
las elecciones, dándoles cobijo contra la tormenta
a cambio de sus votos.

Al otro lado del cementerio de bicicletas
parían a sus hijos
allí enterraban a los muertos de noche
en grescas afiladas con puñal y espada
allí enterraban a los muertos de noche
en un ring de ceniza
a escondidas del mundo, entre ladridos y sueños
de perro.

Nosotros les temíamos.

Robaban nuestras bicicletas y las pintaban de un negro caníbal
para que ya nunca jamás pudiésemos volver
a reconocerlas.
Eran Los Gitanos.

Había uno llamado Federico García,
al que sin embargo todos llamaban Agoacao
y que quería ser bailarín de claqué.

Había otro de carrillos rojizos, conocido
como Tonetti
y también otro de mirada esquiva que se hacía llamar
El Malasnoticias
porque ésa era su forma de saludar
«amigos, traigo malas noticias»,
bien para añadir a renglón seguido entre sollozos
«pronto la va a diñar el hermano Pepe»,
o bien para decir preso de enajenada alegría
«se va a casar la Carmencita».

Empecé a quererles
—demasiado tarde, lo reconozco—
cuando El Malasnoticias, calado hasta los huesos
llegó caminando despacio hasta mí
y me preguntó tras aquel «traigo malas noticias» de siempre
si era yo de verdad el payito de la zapatería.

Así le habían dicho, así había oído.

Ya lo he dicho, era un día lluvioso
y El Malasnoticias quería un par de zapatos
para enterrar al Agoacao.
-Para que los perros no le muerdan los sueños, payito-

Harkaitz Cano / "Gitanos"

miércoles, 15 de abril de 2009

Cuatro

Esta noche los cuatro
nos damos libremente, como obsequios. 
 Ya no somos parejas y formamos
un cí­rculo perfecto.

Un placer sin palabras,
algo así­ como un juego de calor,
mas con las mismas mañas
del amor entre dos.

Y el latido de manos y de bocas
con su idioma de sed:
en cada piel absorta que se posan
tocan un corazón bajo la piel.

Sobre este cuarto ha descendido el mundo,
la luz intacta de la vida breve
envolviéndonos juntos
mientras la noche afuera dura y llueve.

No volveré a estar solo.
Después de haber amado así­, la muerte
no me tendrá del todo.

- Jose Luis Piquero

miércoles, 1 de abril de 2009

El desdichado

"Je suis le Ténébreux -le Veuf,- l'Inconsolé,
Le Prince d'Arquitaine à la Tour abolie:
Ma seule Étoile est morte, -et mon luth constellé
Porte le Soleil noir de la Mélancolie
Dans la nuit du Tombeau, Toi qui m'as consolé,
Rends-moi le Pausilippe et la mer d'Italie,
La fleur qui plasait tant à mon coeur désolé,
Et la treille où le Pampre à la Rose s'allie.
Suis-je Amour ou Phoebus? ... Lusignan on Biron?
Mon front est rouge encor du baiser de la reine;
J'ai rêvé dans la Grotte où nage la Sirène...
Et j'ai deux fois vainqueur traversé l'Achéron:
Modulant tour a tour sur le lyre d'Orphée
Les soupirs de la sainte et les cris de la Fée"

- Gerard de Nerval

Retos

¿Y si te quito el nombre? Si consigo que no te evoque
Si puedo oirlo sin cerrar los ojos
para impedir el paso de las lágrimas?
¿Y si te quito el nombre?
Si lo convierto en un nombre como otro cualquiera
¿Qué quedará de tí?

Nada.

- Lucía Etxebarría