Cada 19 de enero, aniversario de su nacimiento, desde 1949, fecha en la que se cumplía un siglo de la muerte del escritor, un misterioso admirador tomó como costumbre llevar a la tumba de Edgar Allan Poe tres rosas rojas y media botella de coñac. Este visitante fue bautizado como “Poe Toaster”, algo así como "el que brinda por Poe", y durante casi 60 años no ha faltado a su cita... o al menos así era.
Me entero hoy de esto, y también de que éste es el segundo año consecutivo que este admirador no aparece para entregar su regalo al escritor, llevándose con él también el misterio de su identidad.
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