martes, 5 de agosto de 2008

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"No hay fin, y no hay principio.
Todos empezamos en las nubes de Atu,
hechos de la misma materia
que las estrellas"

Cuando yo era una niña y el mundo se quebró, pensé que mi vida se quedaría siempre rota por aquella noche en las montañas: el día anterior, el día posterior. Nada volvería a ser igual. Recuerdo ese ruido como de trueno cuando llegó el terremoto, el olor a sangre y cenizas en el aire, la sensación granulosa en mi piel debido al polvo del palacio destruido y el sabor metálico del miedo y la pérdida en la lengua. Recuerdo la sorpresa que sentí al ver salir el sol aquella mañana. Pero el sol salió, como siempre hacía, como siempre haría. Yo viví y el mundo que conocía murió.

Crecí en este mundo nuevo y pensé que nada volvería jamás a hacerme daño. Pero pronto aprendí que hay muchos lugares donde el dolor se puede esconder en esta vida terrenal que nos dan para vivir, fuera del reino bendito de Cahan, los Tres Cielos donde moran los Inmortales. Fui amada por aquellos que nacieron para amarme, mi madre, mis hijos, y por los que decidieron amarme, mi esposo y las hermanas de mi corazón. Los perdí o sobreviví a todos; ahora soy una anciana y a la luz de las estrellas espero a que el sol salga otra vez en un nuevo día, aguardo el momento en que salga el sol y vea el amanecer en las orillas de ese río que debo cruzar antes de estar de nuevo con aquellos a los que he amado.

Todas las mujeres de Syai reciben el don del juramento secreto, la promesa eterna, el vínculo que no se rompe. Compartí mi vida con una alquimista, una sabia, una guerrera, una nómada, una cabecilla de los rebeldes, una curandera y una Emperatriz que soñaba con la inmortalidad y estuvo a punto de destruirnos a todas. Los años de la hermandad. Los años de jin-shei.

(Año 28 del Emperador de la Estrella)


Alma Alexander / "El lenguaje secreto del Jin-Shei"

1 comentario:

Lídia dijo...

Precioso libro.....