viernes, 26 de septiembre de 2008

Four Rooms: El ático

T: Lamento el retraso pero creo que… bueno, traigo todo lo que necesitan.
 
C.R: No hay problema amigo botones, olvida el retraso. ¡No hay ningún problema! No hay problema. [...] Bien, Ted, el botones, ¿te apetece una copa? Bueno en realidad no era eso lo que estaba diciendo pero en fin, ¿te apetece una buena copa?
 
T: Estoy de servicio, señor.
 
C.R: Al carajo el servicio, tío. Esto es Cristal, te aseguro que es de lo mejorcito que hacen. Yo odiaba el champagne hasta que probé el Cristal, y ahora me encanta. Vamos.
 
T: ¿Debo, señor?
 
C.R: ¡Si! Como iba diciendo... chin, chin! Para lo que queremos la puntualidad importa menos que el esmero. ¡Bebe, chico! ¿Qué dices?
 
T: Oh... gracias.
 
C.R: Nada de gracias, ¿qué me dices de este delicioso brebaje?
 
T: Oh, es estupendo, señor.
 
C.R: Es bueno, Ted. Jodidamente bueno. Probémoslo otra vez, ¿de acuerdo? Dime Ted, ¿qué te parece este sabroso brebaje?
 
T: Es... jodídamente bueno, señor.
 
C.R: ¡Es cojonudo Cristal! Todo lo demás son meados.
 
N: ¡Botones! ¡Botones! ¡Botones!
 
C.R: Cállate, shhhh. Estás incomodando a mi amigo Ted. Tranqui, tranqui tío. Olvida al... capullo de Norman. Eso es de Quadrophenia, está jugando contigo. Verás, yo mismo al pensar en los botones pienso en "El Botones" con Jerry Lewis. ¿Has visto "El Botones", Ted?
 
T: mmm, no, creo que no, señor.
 
C.R: Pues deberías, es una de sus mejores películas. No dice una palabra durante toda la peli, es una actuación completamente silenciosa. Dime, ¿cuántos actores pueden conseguir eso? Y otra cosa, ese tío ha de acudir a los amigos para conseguir respeto, eso es muy propio de América, ¿sabes? Esa pequeña frase es lo más propio de América, ¡si señor!. El día que Jerry Lewis muera todos los periódicos de este puto país escribirán artículos llamándole "genio", y eso no está bien, no está bien y no es justo joder. Pero, ¿por qué va a sorprenderle a nadie? ¿Cuándo coño América -dime- ha sido justa? Puede que hagamos bien de vez en cuando pero somos muy poco justos.
 
T: Ehm.... ¿dónde pongo esto?
 
C.R: ¿Acaso tienes prisa Ted?
 
T: Bueno... mmm... no, no realmente.
 
C.R: ¡Estupendo! Entonces deja de jugar a la contrarreloj, eh? Te presentaré a msi amigos. ¿Ves a esa chica de ahí? Pues es nuestra amiga de abajo, la conocimos en la piscina. Creo que os conocéis.
 
A: Si, somos viejos amigos, verdad Theodore?
 
T: En realidad me llamo Ted, Ángela. Sólo me llaman Theodore las personas con pistolas apuntándome a la cabeza.
 
C.R: El hombre sentado en ese sillón con el Jim Beam en la mano gritándote "botones" es Norman. Normal, saluda a Ted.
 
N: ¿Qué hay Ted?
 
T: ¿Qué hay señor?
 
C.R: Y el hijo de puta parlanchín de esa habitación de ahí es Leo. Y la persona al otro lado del teléfono es su encantadora esposa Ellen. ¡Leo!
 
L. ¿Qué?
 
C.R: Dile hola a Ted, el botones.
 
L: ¿Qué?
 
C.R: Dile hola a Ted, el botones.
 
L: Ah sí, ven aquí.
 
C.R: ¡¡¡Eh!!! ¡¡Leo, Leo, Leo, Leo!! Ese es Ted, el botones, ¿recuerdas? Le llamamos hace unos veinte o veinticinco minutos.
 
L: Ahh, Ted, el botones! Vaya, me alegro de que hayas podido venir amigo.
 
T: Me alegro de estar aquí.
 
C.R: Bien, y ya solo quedo yo. Chester Rosh, encantado de conocerte.
 
T: Yo también estoy encantado, señor.
 
C.R: Oh, Chester, nada de señor. Chester.
 
T: Chester.... Chester. Siento no haber visto aún la película, pero...
 
C.R: Tranquilo. En serio, no te preocupes, no lo sientas, de veras. ¿Sabes? Por eso Dios inventó el video. No hay problema.
 
T: Tiene usted razón, señor.
 
C.R: Pero ¿sabes? Mucha gente si la ha visto, un montón de hijoputas ha visto esa película, ¿verdad, verdad? Un montón de hijoputas ha visto "El detective chiflado". (...) ¿Quién ha bebido el último de esta botella? ¡Que quién ha bebido el último de esta botella!
 
N: ¿Qué coño pasa?
 
C.R. Ha perdido el puto gas tío, eso es lo que pasa. El maldito Cristal ha perdido el puto gas. No queda una maldita burbuja en la puta botella, tío. ¡Maldita sea! ¿Qué coño está pasando aquí? ¿Quién coño...? ¿Quién no ha puesto el corcho en la botella, a ver? Alguien, y no yo porque estaba bebiendo de esa otra botella, alguien no ha puesto el puto corcho en la botella. ¿Quién ha sido?
 
L: Chester ¿quieres que abra otra botella?
 
C.R: Contaré tres: un-dos-tres. ¿Quién no lo ha puesto?
 
L: ¿Quieres que abra otra botella?
 
C.R. No, no quiero que abras otra. Ya…ya tengo suficiente con la que tengo aquí. ¡Esto es una puta mierda, tío! Además ya has abierto suficientes botellas. ¿Sabes cuánto cuesta cada una? No, ni idea. ¡No, ni idea! ¡No, ni idea! ¡Porque os sale gratis, joder! Para todos, jodidos gilipollas, es gratis. Mierda, siempre doy, y doy y doy y doy y doy... ¿De qué estaba hablando?
 
T: Decía que “El Detective Chiflado” fue una película muy popular.
 
C.R: Si, lo fue, fue popular. Muy, muy popular. Antes del video. Lo fue antes de ir al extranjero. Fue popular mucho antes de la tele de pago, y antes de la tele pública, y antes de toda esa mierda. “El detective chiflado” logró ganar... ¡Leo! ¿Cuál fue la recaudación a nivel nacional?
 
T: Setenta y dos millones de dólares
 
C.R: Setenta y dos millones de dólares. Así que son muchos putos culos en las putas butacas. (A Norman) Oye no es culpa tuya, estás como una cuba, pero en fin, joder, me gustaría un poco de consideración. (A Ted) Mi nueva peli "El Perrero", que por cierto está superando las pruebas de maravilla, se prevé que llegará a alcanzar los cien millones. "El Perrero".
 
T: Por “El perrero”, Chester. (..) Oh, gracias señor.
 
C.R: Oh, esta bueno eh? Bien, echemos un vistazo a lo que nos has traído.
 
T: Pero... perdone mi atrevimiento Chester. Me preguntaba si podría decirme para qué son esas cosas que he traído.
 
C.R: Eh, cada cosa a su tiempo, ni soy una rana ni tú un conejo, así que no saltemos adelante.
 
T: Muy bien señor.
 
C.R. Norman, Norman, vamos. Quizás quieras ver algunas de estas cosas.
 
N: Claro maldito conejo. ¡Allá voy tío!


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