"Cuando estoy en su casa duermo solo.
No me he atrevido nunca a afrontar el pasillo
que velan los ronquidos frágiles de sus padres.
A veces, en la noche,
noto el hueco invisible que no ocupamos juntos.
Y entonces pienso siempre en el amor
que no hicimos en días
de intimidad pospuesta y acaso sin saberlo.
No en las húmedas noches ni en los prados borrosos
de calor ni en las playas soleadas:
en el vagón sin ella y en las tardes de clases
y en los libros leídos y olvidados
y en las peleas tontas y en esas dos semanas
de necia calentura hasta que dijo sí.
Ah, las aguas paradas, el corazón inquieto.
Perder placer es triste y el deseo
irremplazable muere a cada instante
en un mundo de amantes silenciosos.
Pero por la mañana,
cuando se van sus padres -vermú dominical-,
ella viene a mi cama, soñolienta y desnuda.
Su ternura que es próspera llena un hueco en el mundo
y deja al corazón sin argumentos"
- Jose Luis Piquero / "Hueco"
lunes, 16 de noviembre de 2009
lunes, 12 de octubre de 2009
Capítulo 20
- Te tengo tanta lástima, Horacio.
- Ah, eso no. Despacito, ahí.
- Vos sabés que yo a veces te veo. Veo tan claro. Pensar que hace una hora se me ocurrió que lo mejor era ir a tirarme al río.
- La desconocida del Sena... Pero si vos nadás como un cisne.
- Te tengo lástima -insistió la Maga-. Ahora me doy cuenta. La noche que nos encontramos detrás de Notre-Dame también vi que... pero no lo quise creer. Llevabas una camisa azul tan preciosa. Fue la primera vez que fuimos juntos a un hotel, ¿verdad?
- No, pero es igual. Y vos me enseñaste a hablar en glíglico.
- Si te dijera que todo eso lo hice por lástima.
- Veamos -dijo Oliveira, mirándola sobresaltado.
- Esa noche vos corrías peligro. Se veía, era como una sirena a lo lejos... no se puede explicar.
- Mis peligros son sólo metafísicos -dijo Oliveira-. Créeme, a mí no me van a sacar del agua con ganchos. Reventaré de una oclusión intestinal, de la gripe asiática o de un Peugeot 403.
- No sé -dijo la Maga-. Yo pienso a veces en matarme pero veo que no lo voy a poder hacer. No creas que es solamente por Rocamadour, antes de él era lo mismo. La idea de matarme me hace siempre bien. Pero vos, que no lo pensás... ¿Por qué decís: peligrosos metafísicos? También hay ríos metafísicos, Horacio. Vos te vas a tirar a uno de esos ríos.
- A lo mejor -dijo Oliveira- eso es el Tao.
- A mi me pareció que yo podía protegerte. No digas nada. En seguida me di cuenta de que no me necesitabas. Hacíamos el amor como dos músicos que se juntan para tocar sonatas.
- Precioso, lo que decís.
- Era así, el piano iba por su lado y el violín por el suyo y de eso salía la sonata, pero ya ves, en el fondo no nos encontrábamos. Me di cuenta en seguida, Horacio, pero las sonatas eran tan hermosas.
- Sí, querida.
- Y el glíglico.
- Vaya.
Julio Cortázar / "Rayuela"
jueves, 8 de octubre de 2009
carne y hueso
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabiera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exáctamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de gragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulces, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
- Julio Cortázar / "Rayuela" (Capitulo 7)
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de gragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulces, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
- Julio Cortázar / "Rayuela" (Capitulo 7)
lunes, 28 de septiembre de 2009
¿Dónde está la Maga?
Hoy, armándome de valor, empecé a leer "Rayuela". Digo valor porque estoy tan coaccionada a que la novela tenga que dejarme profundamente marcada que siempre que se me ha ocurrido sacar el libro del estante me he echado atrás por miedo a cogerle tirria.
Primera página, y leo "14/08/07", esa manía mía de apuntar el día de cada adquisición... Dos años sin atreverme a leer. Y entonces ante mis ojos se abren las puertas de miles de lugares conocidos: Rue de Seine, Pont des Arts, Chatelet, Place de la Concorde, Pont Neuf, las Tullerías... París, siempre París. Se esconde, se pierde, da cien vueltas en la oscuridad y siempre acaba apareciendo, obligándome a echar la vista atrás, recordándome que una parte de mi se quedó atrás, y que algún día tendré que volver a recogerla.
jueves, 24 de septiembre de 2009
Desaparezco
Me despido de ti. Las últimas semanas fueron maravillosas. Te has ganado mis ojos, mi sonrisa y mi piel. Me has hecho bailar un tango en un bar de tapas, y me besaste cuando dejé de reír. Pero no quiero que sigas minando mi alma. No quiero seguir bailando a tu son. No quiero más noches de ensueño. Me cansé del papel de princesa sin personalidad en un cuento de hadas.
Y me miras, con los ojos desorbitados, tristes, fríos. Y no entiendes nada. Y me preguntas en qué has fallado, y me preguntas por qué me echo atrás. Después de todo, no entiendes por qué no acepto otra cena, otro baile, otra noche.
Te diré por qué. Porque contigo no puedo elegir. No controlo nada. No elijo besarte, ni dejarme llevar por tus manos sedientas de mí, porque lo hago sin más, sin poder evitarlo. No puedo vestirme sin desear que me arranques la ropa de nuevo, no puedo ver el mar sin recordar tus carícias, no puedo vivir sin echarte de menos. Contigo no puedo elegir, porque es una necesidad. No puedo decirte esto, sin dejar de llorar.
Y no lo entiendes, no entiendes por qué no quiero decírtelo a la cara. Porque si te tengo delante me abalanzaré sobre ti y me tendrás a tus pies, como cada una de las últimas noches, porque cuando estoy contigo soy una niña con vestido nuevo de un color rosa empalagoso, una niña que está aprendiendo a jugar. Y eres tu quien me enseñas, eres tu quien conoce las reglas. Eres todo cuanto un día soñé. Y odio esta sensación, esta impotencia que me hace vulnerable, el no poder tratarte como al resto, como a uno más. El no ser dueña de mi misma. No me llames cobarde, ni me digas que por temor estoy perdiendo la oportunidad de ser feliz. No me digas que contigo me brillan los ojos, que me río sin querer y pronuncio tu nombre en sueños. Lo sé, pero todo esto no lo puedo controlar, contigo no puedo elegir. Por eso me despido de ti, porque a mi me gusta elegir, decidir cuando quiero besar, cuando quiero amar, cuando quiero desaparecer.
Y me miras, con los ojos desorbitados, tristes, fríos. Y no entiendes nada. Y me preguntas en qué has fallado, y me preguntas por qué me echo atrás. Después de todo, no entiendes por qué no acepto otra cena, otro baile, otra noche.
Te diré por qué. Porque contigo no puedo elegir. No controlo nada. No elijo besarte, ni dejarme llevar por tus manos sedientas de mí, porque lo hago sin más, sin poder evitarlo. No puedo vestirme sin desear que me arranques la ropa de nuevo, no puedo ver el mar sin recordar tus carícias, no puedo vivir sin echarte de menos. Contigo no puedo elegir, porque es una necesidad. No puedo decirte esto, sin dejar de llorar.
Y no lo entiendes, no entiendes por qué no quiero decírtelo a la cara. Porque si te tengo delante me abalanzaré sobre ti y me tendrás a tus pies, como cada una de las últimas noches, porque cuando estoy contigo soy una niña con vestido nuevo de un color rosa empalagoso, una niña que está aprendiendo a jugar. Y eres tu quien me enseñas, eres tu quien conoce las reglas. Eres todo cuanto un día soñé. Y odio esta sensación, esta impotencia que me hace vulnerable, el no poder tratarte como al resto, como a uno más. El no ser dueña de mi misma. No me llames cobarde, ni me digas que por temor estoy perdiendo la oportunidad de ser feliz. No me digas que contigo me brillan los ojos, que me río sin querer y pronuncio tu nombre en sueños. Lo sé, pero todo esto no lo puedo controlar, contigo no puedo elegir. Por eso me despido de ti, porque a mi me gusta elegir, decidir cuando quiero besar, cuando quiero amar, cuando quiero desaparecer.
- Eva Caballero
domingo, 20 de septiembre de 2009
Algunas cosas terminan
Una noche oscura de tormenta. Un carruaje, ya sin caballos, chocó contra la precaria valla, que se reveló inútil, y cayó desfiladero abajo. Ni siquiera llegó a chocar con un saliente rocoso antes de estrellarse en el cauce seco del río que había al fondo y estallar en mil pedazos. Entonces prendió el aceite de los panales el carruaje y tuvo lugar una segundo explosión, de la cual salió rodando una rueda en llamas.
Lo que extrañó a Susan fue que no sentía nada. Podía tener pensamientos tristes, porque en aquellas circunstancias tenían que ser tristes. Sabía quienes iban dentro del carruaje. Pero ya había ocurrido. No había nada que ella pudiera hacer para evitarlo, porque si lo hubiera evitado, entonces no habría ocurrido. Y ella estaba allí viéndolo ocurrir. Así que no lo había hecho. Así que había ocurrido. Susan sintió que la lógica de la situación se colocaba en su sitio como una serie de enormes losas de plomo cayendo del cielo. [...] Aquel conocimiento no era de ella. Fluía hacia Susan desde una mente mucho, mucho más antigua.
A veces lo único que podías hacer por las personas era estar allí.
Llevó a Binky hacia las sombras que había junto al camino del risco y esperó. Pasados uno o dos minutos se oyó un repiqueteo de piedras, y un caballo y su jinete llegaron por un sendero casi vertical que subía desde el cauce del río. Los ollares de Binky se dilataron.
La parapsicología no tiene ninguna palabra para la sensación inquietante que se experimenta al hallarse en presencia de uno mismo. Susan vió a la Muerte desmontar y quedarse inmóvil, apoyado en la guadaña mientras miraba hacia el cauce. Pero él podría haber hecho algo, pensó.
¿Verdad?
¿Verdad?
La figura se irguió, pero no se volvió.
SI. YO PODRÍA HABER HECHO ALGO.
-¿Como...cómo sabías que yo estaba aquí?
SI. YO PODRÍA HABER HECHO ALGO.
-¿Como...cómo sabías que yo estaba aquí?
La muerte agitó una mano con irritación.
TE RECUERDO. Y AHORA DEBES ENTENDER ESTO: TUS PADRES SABÍAN QUE LAS COSAS TIENEN QUE OCURRIR. TODO TIENE QUE OCURRIR EN ALGUNA PARTE. ¿ACASO PIENSAS QUE NO LES HABLÉ DE ESO? PERO YO NO PUEDO DAR VIDA. SÓLO PUEDO CONCEDER... EXTENSIÓN. INMUTABILIDAD. SÓLO LOS HUMANOS PUEDEN DAR VIDA. Y ELLOS QUERÍAN SER HUMANOS, NO INMORTALES. SI TE AYUDA EN ALGO, MURIERON AL INSTANTE. AL INSTANTE.
TE RECUERDO. Y AHORA DEBES ENTENDER ESTO: TUS PADRES SABÍAN QUE LAS COSAS TIENEN QUE OCURRIR. TODO TIENE QUE OCURRIR EN ALGUNA PARTE. ¿ACASO PIENSAS QUE NO LES HABLÉ DE ESO? PERO YO NO PUEDO DAR VIDA. SÓLO PUEDO CONCEDER... EXTENSIÓN. INMUTABILIDAD. SÓLO LOS HUMANOS PUEDEN DAR VIDA. Y ELLOS QUERÍAN SER HUMANOS, NO INMORTALES. SI TE AYUDA EN ALGO, MURIERON AL INSTANTE. AL INSTANTE.
-¿Yo podría regresar y salvarlos...?
¿SALVAR? ¿PARA QUÉ? ¿UNA VIDA QUE HA LLEGADO A SU FIN? ALGUNAS COSAS TERMINAN. YO LO SÉ. NO SIEMPRE HE PENSADO DE ESA MANERA. PERO... ¿QUÉ SOY YO SIN EL DEBER? TIENE QUE HABER UNA LEY.
La Muerte se subió a la silla y, todavía sin volverse de cara a Susan, espoleó a Binky por encima del desfiladero.
¿SALVAR? ¿PARA QUÉ? ¿UNA VIDA QUE HA LLEGADO A SU FIN? ALGUNAS COSAS TERMINAN. YO LO SÉ. NO SIEMPRE HE PENSADO DE ESA MANERA. PERO... ¿QUÉ SOY YO SIN EL DEBER? TIENE QUE HABER UNA LEY.
La Muerte se subió a la silla y, todavía sin volverse de cara a Susan, espoleó a Binky por encima del desfiladero.
Terry Pratchett / "Soul Music"
domingo, 16 de agosto de 2009
Adiós
El verano es lo que tiene, que entro en fase "callejeros" y no se me ocurre pisar mi casa nada más que para dormir, ni que decir tiene que de internet ni rastro. Por eso a día de hoy me entero del fallecimiento de Frank McCourt de manos de Iria.Como dice ella, las palabras se quedan vacías. En mi caso es peor: me quedo sin ellas. Supongo que todo lo que tenía que decir, ya lo dije.
D.E.P
lunes, 18 de mayo de 2009
Hasta siempre, abuelo...
Siempre podremos reencontrarnos entre las páginas amarillentas que custodian tus versos, siempre estarás vivo dentro de nosotros. A pesar de lo reconfortante de ello, el amanecer hoy daba paso a un mundo más triste y vacío...
CHAU NUMERO TRES
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
CHAU NUMERO TRES
Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.
Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.
Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.
Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.
Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.
Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.
Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.
Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.
Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.
miércoles, 6 de mayo de 2009
Interiorización
“En el fondo, puedo ser muy tierno, muy cálido y, a la vez, cuando se me ocurre, puedo ser también tan frío y brutal como un monstruo. Existen en mí esas dos cosas. Soy una paradoja viviente”
- Henry Miler
sábado, 2 de mayo de 2009
Sobre la infidelidad
Somos mentalmente promiscuos, instintivamente polígamos. Vemos un cuerpo atractivo y nuestra mente empieza a desnudarlo, a besarlo, a follarlo. No podemos resistirnos. Entonces tanteamos, sopesamos las distintas variables y decidimos, codiciados por un fervor ancestral, si debemos intentar materializar ese pensamiento o bien dejarlo en su naturaleza intangible. La mayoría de ocasiones no sobrepasa las fronteras de nuestra imaginación: “el otro no accederá” o “qué pensará de mí” o “demasiado esfuerzo” o “tengo pareja”. Pero sea cuál sea el motivo que marca la diferencia entre deseo y acto, una parte de nosotros ha practicado el sexo con ese cuerpo atractivo, ha recorrido su geografía, ha sorbido su erotismo.
Somos pues mentalmente promiscuos e instintivamente polígamos. Pero ese no es exactamente el problema, sino la perpetua infidelidad mental que esto conlleva cuando uno vive un romance -qué idea tan poco romántica, por cierto–. Puede que mi novio nunca llegue a recorrer el cuerpo de otra con su lengua y sus labios, pero sí lo hará con sus sueños y deseos. El 100% del tiempo, estoy expuesta a ser abstractamente cornuda: cuando él va al súper, cuando está durmiendo, incluso cuando me folla, es posible que su cabecita esté hincándola en otra. La infidelidad mental, onírica, intangible (como se le quiera llamar) es inevitable, por lo que la búsqueda de su homóloga material empieza a parecerme absurda. La persecución a ultranza de la monogamia es incoherente porque nuestra propia condición nos lo impide. Reprimimos nuestros instintos sexuales en la vida real, sí; pero con ello potenciamos el fervor de los sueños, la tentación de lo prohibido, el poder de la fantasía.
La diferencia entre mi novio y el resto de hombres de la tierra es que, pese a haberse acostado conmigo o no, él goza de mi corazón, mi amor, algo no material que hace que nuestra unión se perpetúe una vez que saca su polla de mí. Siempre estamos fusionados, las 24 horas del día. Y eso no se lo imagina cuando ve un cuerpo atractivo. No obstante, me enerva que materialice sus sueños eróticos con otras. Sé que mi unión es duradera, palpable y espiritual; mientras que con las que se pueda tirar, su fusión será tan escueta como el mismo coito. Pero no lo puedo soportar. Sin embargo, soy mucho más permisiva cuando otras, bajo el nombre de amigas, van entrando poco a poco en su corazón, sin sexo, consolidando una coyuntura sólida, duradera, haciéndose un hueco en su vida. Somos mentalmente promiscuos, pero lo peor de todo es que somos totalmente incoherentes.
Somos pues mentalmente promiscuos e instintivamente polígamos. Pero ese no es exactamente el problema, sino la perpetua infidelidad mental que esto conlleva cuando uno vive un romance -qué idea tan poco romántica, por cierto–. Puede que mi novio nunca llegue a recorrer el cuerpo de otra con su lengua y sus labios, pero sí lo hará con sus sueños y deseos. El 100% del tiempo, estoy expuesta a ser abstractamente cornuda: cuando él va al súper, cuando está durmiendo, incluso cuando me folla, es posible que su cabecita esté hincándola en otra. La infidelidad mental, onírica, intangible (como se le quiera llamar) es inevitable, por lo que la búsqueda de su homóloga material empieza a parecerme absurda. La persecución a ultranza de la monogamia es incoherente porque nuestra propia condición nos lo impide. Reprimimos nuestros instintos sexuales en la vida real, sí; pero con ello potenciamos el fervor de los sueños, la tentación de lo prohibido, el poder de la fantasía.
La diferencia entre mi novio y el resto de hombres de la tierra es que, pese a haberse acostado conmigo o no, él goza de mi corazón, mi amor, algo no material que hace que nuestra unión se perpetúe una vez que saca su polla de mí. Siempre estamos fusionados, las 24 horas del día. Y eso no se lo imagina cuando ve un cuerpo atractivo. No obstante, me enerva que materialice sus sueños eróticos con otras. Sé que mi unión es duradera, palpable y espiritual; mientras que con las que se pueda tirar, su fusión será tan escueta como el mismo coito. Pero no lo puedo soportar. Sin embargo, soy mucho más permisiva cuando otras, bajo el nombre de amigas, van entrando poco a poco en su corazón, sin sexo, consolidando una coyuntura sólida, duradera, haciéndose un hueco en su vida. Somos mentalmente promiscuos, pero lo peor de todo es que somos totalmente incoherentes.
- Miriam M.
viernes, 24 de abril de 2009
Gitanos
Aquellos gitanos siempre
andaban bailando sobre los tejados planos de las casas
lo cual era incomprensible
porque aquellas casas no tenían escalera alguna,
ni tejados siquiera.
Los gitanos vivían en Urbarte
al otro lado del cementerio de bicicletas
acurrucados entre los esqueletos raquíticos
de aquellos edificios.
Aquellas obras llevaban muchos años paralizadas
eran casas a medio construir,
aquellas estructuras grises dejaban entrever las vísceras
del edificio que no tenía pulmones ni corazones
solamente camisas naranjas colgando
de los andamios de hormigón.
Todas las noches encendían fuego, y el olor a sudor
y a neumáticos calcinados
llegaba hasta el pueblo.
Una vez un amigo nos dijo
que el sudor de los gitanos era negro
porque eran descendientes
de los caníbales.
Nosotros, le creímos.
Contaban las malas lenguas
(contaban las buenas lenguas)
que eran cientos de ellos y que el nuevo alcalde
los había traído para ganar de nuevo
las elecciones, dándoles cobijo contra la tormenta
a cambio de sus votos.
Al otro lado del cementerio de bicicletas
parían a sus hijos
allí enterraban a los muertos de noche
en grescas afiladas con puñal y espada
allí enterraban a los muertos de noche
en un ring de ceniza
a escondidas del mundo, entre ladridos y sueños
de perro.
Nosotros les temíamos.
Robaban nuestras bicicletas y las pintaban de un negro caníbal
para que ya nunca jamás pudiésemos volver
a reconocerlas.
Eran Los Gitanos.
Había uno llamado Federico García,
al que sin embargo todos llamaban Agoacao
y que quería ser bailarín de claqué.
Había otro de carrillos rojizos, conocido
como Tonetti
y también otro de mirada esquiva que se hacía llamar
El Malasnoticias
porque ésa era su forma de saludar
«amigos, traigo malas noticias»,
bien para añadir a renglón seguido entre sollozos
«pronto la va a diñar el hermano Pepe»,
o bien para decir preso de enajenada alegría
«se va a casar la Carmencita».
Empecé a quererles
—demasiado tarde, lo reconozco—
cuando El Malasnoticias, calado hasta los huesos
llegó caminando despacio hasta mí
y me preguntó tras aquel «traigo malas noticias» de siempre
si era yo de verdad el payito de la zapatería.
Así le habían dicho, así había oído.
Ya lo he dicho, era un día lluvioso
y El Malasnoticias quería un par de zapatos
para enterrar al Agoacao.
-Para que los perros no le muerdan los sueños, payito-
andaban bailando sobre los tejados planos de las casas
lo cual era incomprensible
porque aquellas casas no tenían escalera alguna,
ni tejados siquiera.
Los gitanos vivían en Urbarte
al otro lado del cementerio de bicicletas
acurrucados entre los esqueletos raquíticos
de aquellos edificios.
Aquellas obras llevaban muchos años paralizadas
eran casas a medio construir,
aquellas estructuras grises dejaban entrever las vísceras
del edificio que no tenía pulmones ni corazones
solamente camisas naranjas colgando
de los andamios de hormigón.
Todas las noches encendían fuego, y el olor a sudor
y a neumáticos calcinados
llegaba hasta el pueblo.
Una vez un amigo nos dijo
que el sudor de los gitanos era negro
porque eran descendientes
de los caníbales.
Nosotros, le creímos.
Contaban las malas lenguas
(contaban las buenas lenguas)
que eran cientos de ellos y que el nuevo alcalde
los había traído para ganar de nuevo
las elecciones, dándoles cobijo contra la tormenta
a cambio de sus votos.
Al otro lado del cementerio de bicicletas
parían a sus hijos
allí enterraban a los muertos de noche
en grescas afiladas con puñal y espada
allí enterraban a los muertos de noche
en un ring de ceniza
a escondidas del mundo, entre ladridos y sueños
de perro.
Nosotros les temíamos.
Robaban nuestras bicicletas y las pintaban de un negro caníbal
para que ya nunca jamás pudiésemos volver
a reconocerlas.
Eran Los Gitanos.
Había uno llamado Federico García,
al que sin embargo todos llamaban Agoacao
y que quería ser bailarín de claqué.
Había otro de carrillos rojizos, conocido
como Tonetti
y también otro de mirada esquiva que se hacía llamar
El Malasnoticias
porque ésa era su forma de saludar
«amigos, traigo malas noticias»,
bien para añadir a renglón seguido entre sollozos
«pronto la va a diñar el hermano Pepe»,
o bien para decir preso de enajenada alegría
«se va a casar la Carmencita».
Empecé a quererles
—demasiado tarde, lo reconozco—
cuando El Malasnoticias, calado hasta los huesos
llegó caminando despacio hasta mí
y me preguntó tras aquel «traigo malas noticias» de siempre
si era yo de verdad el payito de la zapatería.
Así le habían dicho, así había oído.
Ya lo he dicho, era un día lluvioso
y El Malasnoticias quería un par de zapatos
para enterrar al Agoacao.
-Para que los perros no le muerdan los sueños, payito-
Harkaitz Cano / "Gitanos"
miércoles, 15 de abril de 2009
Cuatro
Esta noche los cuatro
nos damos libremente, como obsequios.
Ya no somos parejas y formamos
un círculo perfecto.
Un placer sin palabras,
algo así como un juego de calor,
mas con las mismas mañas
del amor entre dos.
Y el latido de manos y de bocas
con su idioma de sed:
en cada piel absorta que se posan
tocan un corazón bajo la piel.
Sobre este cuarto ha descendido el mundo,
la luz intacta de la vida breve
envolviéndonos juntos
mientras la noche afuera dura y llueve.
No volveré a estar solo.
Después de haber amado así, la muerte
no me tendrá del todo.
- Jose Luis Piquero
miércoles, 1 de abril de 2009
El desdichado
"Je suis le Ténébreux -le Veuf,- l'Inconsolé,
Le Prince d'Arquitaine à la Tour abolie:
Ma seule Étoile est morte, -et mon luth constellé
Porte le Soleil noir de la Mélancolie
Dans la nuit du Tombeau, Toi qui m'as consolé,
Rends-moi le Pausilippe et la mer d'Italie,
La fleur qui plasait tant à mon coeur désolé,
Et la treille où le Pampre à la Rose s'allie.
Suis-je Amour ou Phoebus? ... Lusignan on Biron?
Mon front est rouge encor du baiser de la reine;
J'ai rêvé dans la Grotte où nage la Sirène...
Et j'ai deux fois vainqueur traversé l'Achéron:
Modulant tour a tour sur le lyre d'Orphée
Les soupirs de la sainte et les cris de la Fée"
- Gerard de Nerval
Retos
¿Y si te quito el nombre? Si consigo que no te evoque
Si puedo oirlo sin cerrar los ojos
para impedir el paso de las lágrimas?
¿Y si te quito el nombre?
Si lo convierto en un nombre como otro cualquiera
¿Qué quedará de tí?
Nada.
- Lucía Etxebarría
Si puedo oirlo sin cerrar los ojos
para impedir el paso de las lágrimas?
¿Y si te quito el nombre?
Si lo convierto en un nombre como otro cualquiera
¿Qué quedará de tí?
Nada.
- Lucía Etxebarría
martes, 31 de marzo de 2009
The Libertine
"No es mi intención desagradar a la gente pero debo decir lo que pienso porque en muchas ocasiones lo que ocurre dentro de mi mente es mucho más interesante que lo que ocurre fuera de ella"
- Laurence Dunmore
lunes, 30 de marzo de 2009
Utopías
Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro
cómo voy a creer / dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.
- Mario Benedetti
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada
cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro
cómo voy a creer / dijo el fulano
que la utopía ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.
- Mario Benedetti
sábado, 28 de marzo de 2009
Sé involuntaria
Sé involuntaria. Sé febril. Olvida
sobre la cama hasta tu propio nombre.
No pidas. No preguntes. Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.
Resuella, busca, abrasa, gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita ¡Venganza!
Sé una perdida, mi amor, una perdida.
En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable.
- Félix Grande
miércoles, 11 de febrero de 2009
Teoría de la Realidad Inventada
- Sebastián, joder, ¿no ves que me apetece probar?
- ¿Probar?, ¿probar a qué?, ¿a meterte en un agujero?
- Ya estamos... Te has pasado toda la maldita vida tratándome como si me estuviera hundiendo en la miseria. Entérate de una vez de que estoy encantado con mi miseria.
- Lo que tú estás es enfermo.
- Vale, pero no quiero curarme.
- No dices más que tonterías.
- Muy bien, pero por una vez en tu vida escúchalas porque no pienso repetirlas. No me interesa tu mundo ni me interesa tu gente. Puede que a veces le tome cariño a alguien, pero casi siempre es como tomarle cariño a una tortuga acuática: puedes observarla al sol de la terraza pero no puedes sentirte acompañado por ella, ¿me sigues?. Yo no necesito a nadie; tú sí: tú necesitas un público que te admire, espejitos que reflejen las distintas facetas de tu grandeza: mujer, hijos, amante, padres, amigos, clientes, empleados, viajar en primera, ganar medallas, tocar a Debussy, conducir un Lotus, satisfacer sexualmente a tus mujeres. Yo no: ¿y sabes por qué?, porque la única manera en que el común de la gente puede admirar es sólo una forma velada de envidia, y yo no quiero que me envidien, me da asco, me da vergüenza, me repatea, ¿te enteras? Y te voy a decir más: es posible que durante un tiempo si estuviera enfermo: enfermo de soledad, como el Patito Feo, o como un neanderthal erguido y lampiño en un mundo de cromañones; tan enfermo que llegué incluso a recorrer el planeta tratando de encontrar al resto de los cisnes. Pero descubrí que no hay cisnes, apenas uno o dos por cada cien patos, lo mismo aquí que en Yakarta, y me costó aceptarlo pero terminé por hacerme a la idea. Desde entonces siento preferencia por aislarme de ese mundo que habéis inventado tan mal. ¿Qué me propones?: ¿sustituir la cerveza por el gimnasio, el Metaphisical por un coche llamativo, las putas por una esposa a la que sólo le interese como progenitor y una amante que me la chupe de vez en cuando para compensar? Gracias pero ya estoy hecho a lo mío, disfruto de la vida a mi manera y eso es mucho más de lo que puede decir la mayoría.
- Vale, pero no quiero curarme.
- No dices más que tonterías.
- Muy bien, pero por una vez en tu vida escúchalas porque no pienso repetirlas. No me interesa tu mundo ni me interesa tu gente. Puede que a veces le tome cariño a alguien, pero casi siempre es como tomarle cariño a una tortuga acuática: puedes observarla al sol de la terraza pero no puedes sentirte acompañado por ella, ¿me sigues?. Yo no necesito a nadie; tú sí: tú necesitas un público que te admire, espejitos que reflejen las distintas facetas de tu grandeza: mujer, hijos, amante, padres, amigos, clientes, empleados, viajar en primera, ganar medallas, tocar a Debussy, conducir un Lotus, satisfacer sexualmente a tus mujeres. Yo no: ¿y sabes por qué?, porque la única manera en que el común de la gente puede admirar es sólo una forma velada de envidia, y yo no quiero que me envidien, me da asco, me da vergüenza, me repatea, ¿te enteras? Y te voy a decir más: es posible que durante un tiempo si estuviera enfermo: enfermo de soledad, como el Patito Feo, o como un neanderthal erguido y lampiño en un mundo de cromañones; tan enfermo que llegué incluso a recorrer el planeta tratando de encontrar al resto de los cisnes. Pero descubrí que no hay cisnes, apenas uno o dos por cada cien patos, lo mismo aquí que en Yakarta, y me costó aceptarlo pero terminé por hacerme a la idea. Desde entonces siento preferencia por aislarme de ese mundo que habéis inventado tan mal. ¿Qué me propones?: ¿sustituir la cerveza por el gimnasio, el Metaphisical por un coche llamativo, las putas por una esposa a la que sólo le interese como progenitor y una amante que me la chupe de vez en cuando para compensar? Gracias pero ya estoy hecho a lo mío, disfruto de la vida a mi manera y eso es mucho más de lo que puede decir la mayoría.
- Pablo Tusset / "Lo mejor que le puede pasar a un cruasán"
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